martes, 5 de junio de 2012

ALFIL


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Los famosos seis millones de Andrés Manuel

Por Roberto Piñón Olivas

El financiamiento público para partidos con fines de campaña y para efectos de operación tiene una tendencia hacia el mayor escrutinio público, transparencia, rendición de cuentas y por supuesto, la prevalencia del financiamiento público sobre el privado.
De esta manera existen diversas prohibiciones al respecto. Dos de ellas fundamentales, los montos de donación que pueden realizar las personas físicas simpatizantes o militantes de un partido, y la prohibición absoluta que la banca de desarrollo o instituciones del sector público tiene para realizar aportaciones a partidos y candidatos.
En relación con la primera, cualquier persona física puede realizar aportaciones o donaciones a los partidos. La única limitación al respecto es el monto. Incluso, como un incentivo fiscal, las personas pueden deducir el impuesto hasta en un 25 por ciento.
La limitación entonces es el diez por ciento del tope de gasto de campaña de la elección inmediata anterior. Esto es, la decima parte de los 651 millones 428 mil pesos autorizados como tope por el Instituto Federal Electoral en la última elección presidencial, unos 65 millones de pesos.
A precio actual, los seis millones de dólares que pretendió obtener el equipo financiero de Andrés Manuel López Obrador, de los empresarios convocados a una exclusiva cena por Mandoki, Creel y Bonino, es de 75 millones de pesos, un monto que por sí solo rebasa el monto autorizado para el financiamiento de militantes y simpatizantes.
Curiosamente para 2012 el tope de gastos de campaña para la elección presidencial es de 328 millones. La diferencia es que en aquel entonces la campaña tenía una duración de cinco meses.
Si se compara con el tope de gastos para 2012, los seis millones de dólares de Bonino son algo así como el veinte por ciento del límite, muy por encima de lo que podrá recibirse por este concepto en las presidenciales del 2018.
Creel y Bonino fueron muy sinceros en la cena donde se hizo la propuesta indecorosa: necesita Andrés Manuel seis millones de dólares para ganar: los 690 millones que recibió el Partido de la Revolución Democrática este 2012, tanto para campañas como para gastos ordinarios, ya se agotaron, en lo que podría resultar en una administración deficiente.
Claro que resulta un asunto escandaloso.
Ahí estaban al menos dos altos representantes de las empresas Comex y Geo. Personas morales sobre las cuales pesa la prohibición de realizar aportaciones.
Del audio revelado por El Universal no se desprende ninguna definición de aportación pecuniaria a la campaña.
El Instituto Federal Electoral habrá de realizar un escrutinio a fondo para determinar si existe dinero ilegal en la campaña del tabasqueño, quien obvio, se maneja con una doble moral.
Para colmo, sus asesores financieros declararon, inmediatamente después de la lamentable situación, que al carecer de recursos acudirían a financiamiento bancario.
Si bien es cierto, no existe una prohibición para acceder a este tipo de financiamiento, es obvio que resulta inmoral endeudar a una institución política como vía fácil para conseguir esos seis millones de pesos.
La intención del legislador al prohibir el financiamiento de la banca de desarrollo es obvia: evitar que el recurso destinado para impulsar el crecimiento del país se pervierta electoralmente en su destino: pero creo que debe ir más allá: evitar que los institutos políticos se hipotequen en aventuras político partidistas.

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