lunes, 14 de mayo de 2012

ALFIL


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Adiós a la República amorosa
Por Roberto Piñón Olivas
La república amorosa acabó en 120 minutos de debate. No tenía mayor futuro electoral sostener una farsa idílica por parte del abanderado del Partido de la Revolución Democrática Andrés Manuel López Obrador: la campaña no despegaba y había que dar un golpe de timón: tenía que radicalizar su postura.
Por ese motivo, dedicó su tiempo en el primer debate a desacreditar al candidato puntero Enrique Peña Nieto y a desenmascarar un complot entre Presidencia de la República-Partido Acción Nacional y Partido Revolucionario Institucional, buscando colocarse mediáticamente en el segundo lugar.
Las alusiones directas hacia el candidato priísta de un contubernio con Carlos Salinas de Gortari y Arturo Montiel, campearon las alocuciones lopezobradoristas, reminiscencias de las mismas acusaciones proferidas hace seis años: no hay novedad en el lenguaje político, después de superar la estrategia mercadológica amorosa.
Para explicar la supuesta impunidad del puntero electoral, Andrés Manuel acude al argumento del complot: donde el PAN ya no le sirve a los intereses facticos y por ese motivo decide virar hacia el PRI: explicación superficial y propia de una paranoia electoral, que no encuentra el camino para superar la diferencia de votos que le permita superar, al menos, al segundo lugar, del cual por cierto se encuentra muy cercano –a menos de 2 puntos de diferencia-.
Decir que el PAN-Felipe Calderón han decidido cobijar al candidato priísta es un tanto cuanto infantil, ya que desde la administración federal se ha intentado por todos los mecanismos legales –caso Michoacán, caso Coahuila, caso Hank- buscar elementos para acusar no solo al PRI, sino al mismo PRD, de acciones ilegales: ¿de dónde puede entonces tener asidero una acusación de un complot PAN-PRI para llevar a Enrique Peña Nieto al poder?
Incluso, presidencia de la república ha buscado fortalecer las áreas de investigación penal electoral, colocando verdaderos sabuesos en aspectos financieros para cuadrar cualquier tipo de violación priísta, en una estrategia perversa que utiliza a la Procuraduría General de la República como arma electoral. ¿Cómo explica esto Andrés Manuel en su teoría del complot?
¿Será que teniendo elementos el PAN-Presidencia de la República simplemente calla para preservar canonjías? ¿Felipe Calderón renuncia a colocar en aprietos al candidato puntero, cuando ha demostrado su afán protagónico, liderazgo a toda costa para refrendar a su partido en el poder, aún violando las normas electorales de manera flagrante?
Es una lástima que Andrés Manuel haya perdido su tiempo atacando y asumiendo una posición de complot, en lugar de aprovechar el tiempo, por ejemplo, para anotar la criminal decisión macroeconómica de Felipe Calderón de sostener reservas internacionales por 152 mil millones de pesos, en vez de incentivar el empleo vía mayor inversión pública, con lo cual se podría buscar abatir la pobreza indignante que campea en el país, como consecuencia de privilegiar una despiadada política neoliberal, que genera estabilidad a costa de la miserable condición de millones de mexicanos.

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