lunes, 31 de octubre de 2011

PUNTO Y COMA

Punto y Coma

Requisito para morir, solo uno, estar vivo,
La muerte, fiesta para todos; dolor de unos
La mercadotecnia y la muerte

Por Luis González Romero

Mientras unos lloran otros están de fiesta y eso ocurre en los velatorios, adonde amigos y familias acuden para acompañar a los deudos en su dolor, fingen pena y con un abrazo le dicen “estamos contigo, ánimo, la vida tiene que seguir; es el camino de todos, para allá vamos, cuando Dios los dispone; es la ley de la vida, nacer, crecer y morir”, palabras más, palabras menos y con una ofrenda floral o sin nada, simplemente con nuestra presencia tenemos derecho a tomar café, consumir galletas o lo que haya; pero además en el novenario degustar el mole, mínimo los tamales que tanto le gustaban al difuntito

La humanidad comparte el concepto de la muerte como un proceso biológico natural que se manifiesta con el cese de las funciones vitales del ser humano, pero una visión más amplia nos permite concebirla también, como un proceso espiritual mediante el cual el espíritu abandona el cuerpo físico para continuar viviendo en otro plano o dimensión; como dicen los católicos o cristianos, vivir en el paraíso, en el reino eterno de Dios, en la gloria, en fin, son diversas las expresiones y concepciones que se tienen; como el decir que el ahora fallecido ya está bien, tranquilo, sin preocupaciones, sin sufrimientos y además con sus familiares que los antecedieron en el viaje sin retorno, los que en verdad lo quieren.

De la muerte, los mexicanos hacemos canciones, chistes, bromas; festejamos con calaveras (epigramas que se publican en los periódicos y se dicen en medios electrónicos); pero la muerte también es un gran negocio de vivos y vivales, primero de los médicos, los farmacéuticos, de las clínicas en donde se atiende a los enfermos, muchos de los cuales no tienen remedio y ellos lo saben; pero mientras no se muere el paciente, está dejando dinero:

Luego sin los que venden las flores, las coronas natrales o artificiales, los arreglos florales, los que venden las galletas, los refrescos y hasta el refino. Todo es negocio, como los altares, las ofrendas, las catrinas, la venta de máscaras para los disfraces, las obras de teatro, las películas, las velas y veladoras y hasta los explosivos (cohetes) que es costumbre como parte de la fiesta de muertos en Todos Santos; pero además de la venta de los ataúdes, de lo que cobran en las salas de velaciones, los que fabrican las cruces y construyen panteones; así como pagar las actas de función en el registro civil y hacer también pagos por permiso para sepultar o la compra de las propiedades temporales o a perpetuidad; hasta pagos para mantenimiento de los cementerios; todo es negocio.

Para las personas que mueren, las experiencias aportadas por quienes han estado en ese umbral, es decir testimonios que ilustran lo que se denomina "cuasi muerte", afirman que no se siente dolor alguno en ese momento. Lo que sí duele (en accidentes, paros cardíacos, enfermedades, etc.), son las sensaciones nerviosas que la materia consciente aún o semiconsciente, envía al cerebro y este registra como materia. Son estas impresiones nerviosas las que producen dolor, no el desprendimiento del espíritu del cuerpo.

Y esto se ha comprobado infinidad de veces en las ya citadas experiencias de cuasi muerte, donde las personas relatan que se ven flotando sobre su cuerpo herido o en una camilla, escuchando todo lo que sucede a su alrededor, pero sin sentir dolor. El dolor por sus lesiones lo experimentará luego, de regreso a la materia, cuando se encuentren asistidos y atendidos por sus dolencias, cómo aquel joven que decía: “tengo apenas 18 años”, supuestamente estaba viendo lo que ocurría en su entorno, como sus padres lloraban, como había movilización en su entorno; pero el muerto era él, por eso decía “tengo apenas 18 años”, que es lo que está pasando se preguntaba.

El tanatólogo Argentino Rubén Bill escribió que “Luego del desprendimiento del cuerpo, el alma o espíritu atraviesa un período de "convalecencia", para recuperar sus fuerzas de espíritu libre de la materia. La lucidez de las ideas y la memoria de su vida retornan muy lentamente, de acuerdo con su grado de superioridad espiritual o elevación. En este momento de "despertar" al mundo o plano espiritual, el espíritu nunca se encuentra solo: es asistido o recibido por su Angel Guardián o Espíritu Protector y espíritus familiares a los que unió en vida el amor, clara expresión del cumplimiento de la Ley de Solidaridad Universal entre ambos planos. Sea cual sea la condición del espíritu, siempre se hallará contenido por esos seres espirituales que se encuentran ocupados y preocupados por su proceso evolutivo”.

Pero los mexicanos que somos especialistas en hacer bromas de la muerte, de acuerdo a los refraneros, decimos que “el muerto el pozo y el vivo al gozo”, “porque se murió si me debía”; “pobrecito de mi compadre que ya se murió, pero la viuda todavía está de buen ver y de que se la coman los gusanos, mejor los humanos

A pesar de todo esto, el dolor ante la muerte de un ser querido es inevitable, porque implica una separación transitoria y el dejar de experimentar la sensación física de su presencia y ello, naturalmente, deja un hueco que lleva un tiempo poder recomponer. Conocer y saber más sobre este proceso común en la vida de todo ser humano puede ayudar a encarar el tema desde otra óptica, más amplia y evolucionista de la vida.

Sin dudas, nos sentiremos más tranquilos y serenos al saber que cuando el espíritu recobre sus fuerzas en el mundo espiritual, podrá asistirnos mediante la intuición, la fortificación a nuestras luchas, acompañando nuestros pensamientos y sentimientos, siempre que nos predispongamos en la reflexión serena a recibir su ayuda. Podremos percibirlos entonces, de otra manera, y la calma y la conformidad que vayamos logrando a medida que transcurra el tiempo.

La fe en Dios y en la misericordia de sus leyes que nos guían y protegen, aunque no siempre podamos razonarlas, nos darán más serenidad y entrega para saber que la muerte es sólo el comienzo de otra vida más plena, donde nos reencontraremos, en algún momento, con quienes luchamos, vivimos y amamos, para seguir aprendiendo y progresando. Feliz Día de Muertos, soy Luis González Romero, mi correo electrónico: notiluis@hotmail.com, hasta pronto.

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