lunes, 21 de marzo de 2011

SERIS, TAQUIS TOTONACAS: PARIDORAS DE CULTURAS


Seris, yaquis y totonacas: paridoras de cultura reunidas en Cumbre Tajín
• —En Cumbre Tajín se junta el aire, el viento y el tiempo con todos nosotros, y se vuelve a renovar cada año. —dice Esperanza Molina Rojas, la primer videoasta yaqui.
• Los rostros nos significan ante la comunidad y los dioses.

—Cumbre Tajín es aire, viento, Dios, mujer, hombre… Y tenemos que estar dentro de este movimiento. Si se juntaran todos los creadores de la república, sería un solo mundo de indígenas… Algún día, El Tajín nos traerá a todos —dice Esperanza Molina Rojas, la primer videoasta yaqui, “capitana” de su comunidad. A su lado, con líneas rectas nacen las triangulaciones en blanco, azul y rojo: cuatro mujeres Seris, de la costa de Hermosillo, Sonora, imparten el taller de pintura facial y comunican al público su simbolismo y función: para fiestas y convivios, y para distinguir a casadas de solteras. Aconsejan cerrar los ojos para relajarse y explican:
—Es como el maquillaje de ustedes, que también tiene efectos en el perfil de la cara.

Están en la décima segunda edición del Festival Cumbre Tajín, la yaqui y las seris, en el corazón del Totonacapan.

El trabajo de Esperanza Molina Rojas se centra en las mujeres. Durante muchos años ha luchado por la igualdad de género en el Valle Yaqui, lo que le ha costado recelos, pero ha logrado vencer las imposturas. Ahora, a través de la Fundación Mujeres de Esperanza, capacita a más mujeres en distintas regiones de Sonora.
En este sentido, ha conocido a las mujeres Voladoras, lo que pone el dedo en el renglón e innova las tradiciones:

—Una mujer Voladora es paridora de cultura. Vuela, traspasa, para llegar al cielo.
Esta guerrera yaqui cuenta que en Sonora pápagos, guarojías, mayos, kuikapúes, quicapás, inclusive los paipai de Baja California, conocen Cumbre Tajín, aunque no hayan estado (todavía) en el Festival, porque es un lugar donde todos ellos tienen cabida:

—Aquí se junta el aire, el viento y el tiempo con todos nosotros, y se vuelve a renovar cada año.

El paisaje de Cumbre Tajín respalda lo dicho por Esperanza: con sonrisas, niños, niñas, hombres y mujeres portan las pinturas faciales seris, mientras degustan nieves de vainilla y pepitorias, dulces típicos totonacas. Ahora están conscientes de que los rostros nos significan ante la comunidad y frente a l

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