viernes, 18 de marzo de 2011

PUNTO Y COMA

Punto y Coma

Las chapopoteras de Llano de Enmedio
El petróleo en manos de capital extranjero
Expropiación y Lázaro Cárdenas

Por Luis González Romero

Vienen a mi memoria las palabras del profesor Valentin Salas Hernández, quien con asombró me comentó que cuando se dirigía al puerto de Tampico pasó por un lugar que se llama Potrero del Llano y que desde la ventanilla del autobús vio como de un área de un potrero brotaban llamas, algo se estaba quemando; por lo que le comenté que en esa región había lugares en el donde el petróleo casi estaba a flor de tierra.

A lo anterior, ahora que se cumplieron 73 años de la Expropiación Petrolera, quiero recordar otra anécdota de alguien que tampoco conocía nada del petróleo, me refiero al también profesor Joel Verdejo González, que fue maestro de ceremonias de Rafael Hernández Ochoa y quien como premio a esa labor fue designado presidente del Concejo Municipal en Coatzintla y, una mañana me llamó por teléfono y estaba muy molesto porque le estaban “tomando el pelo”, ya que por la vía telefónica le avisaron en varias ocasiones que el arroyo estaba ardiendo, a lo que le respondí que cuando descargan aceite en los arroyos y éste se acumula no falta alguien quien lo encendía, de manera accidental y de manera deliberada.

Joel quedó conforme, se le pasó el coraje pero al mismo tiempo le mande algunos escritos en los que había un poco de historia sobre la expropiación petrolera, pues todo comenzó en 1935 –le dije- cuando las empresas petroleras, en manos de capital extranjero, trataron de impedir la formación de sindicatos y usaron para ello todos los medios que estuvieron a su alcance, tanto lícitos como ilícitos. Aun así, se logró, en cada compañía petrolera, crear sindicatos únicos, pero las condiciones de trabajo entre una y otra eran muy diferentes; además también diferentes a las actuales condiciones laborales con un sindicato nacional.

De acuerdo a manuscritos que me regaló el profesor Edmundo Cárdenas (ampliamente conocido como El Bocol), el 27 de diciembre de 1935 nació el Sindicato Único de Trabajadores Petroleros, no sin vencer una serie de trabas legales, particularmente en Tamaulipas y Veracruz. El 29 de enero de 1936, este sindicato se incorporó al Comité de Defensa Proletaria, del cual surgiría, al mes siguiente, la Confederación de Trabajadores de México (CTM).

El 20 de julio de ese año, el Sindicato Único de Trabajadores Petroleros llevó a cabo su primera convención, en la cual formuló un proyecto de contrato general con todas las compañías y emplazó a huelga para exigir su cumplimiento.

El presidente Lázaro Cárdenas intervino para mediar ante las compañías y así intentar lograr la firma de este contrato. Tras un acuerdo, se aplazó la huelga por cuatro meses, que se prolongaron aún dos más. Todo fue inútil, pues no se llegó a ningún acuerdo con las compañías petroleras y el 28 de mayo de 1937 estalló la huelga, lo que paralizó al país entero al no despacharse gasolina por doce días. Por ello Cárdenas hizo un llamado a la cordura y la huelga se levantó en tanto no se emitiera un fallo. Las compañías declararon que se encontraban con problemas financieros y no podían cumplir con las demandas de los trabajadores. El 3 de agosto, una comisión de peritos dio a conocer su conclusión: "la industria petrolera mexicana produce rendimientos muy superiores a la de Estados Unidos".

A 73 años de distancia la gran familia petrolera del país celebra jubilosamente la expropiación, luego de que el 3 de marzo de 1938 fue un mal día para los dueños de las compañías petroleras, pues la Suprema Corte de Justicia les negó el amparo, lo que además los obligaba a elevar los salarios y mejorar las condiciones laborales de sus trabajadores. Fue así como el 18 de marzo de 1938, a las ocho de la noche, el presidente Lázaro Cárdenas estaba reunido a puerta cerrada con su gabinete al que le anunció su decisión de expropiar la industria petrolera. Dos horas después, en todas las estaciones de radio de la República, la hizo pública al pueblo de México.

De igual forma, el 12 de abril hubo una manifestación muy peculiar frente al Palacio de las Bellas Artes. Millares de mujeres de todas las clases sociales llevaron su cooperación para pagar la deuda petrolera. Las aportaciones iban desde gallinas hasta joyas valiosas. La expropiación era resultado de una cadena de hechos que habían puesto en entredicho la soberanía del país y por ello esta decisión llenó de júbilo al pueblo de México.

Después de conocer estos datos importantes, Joel Verdejo González, agradeció la información relacionada con la expropiación y sobre los arroyos que se incendian y que además, quienes le avisaron por teléfono de tal situación era para como autoridad apoyara a los habitantes de las márgenes de los arroyos, quedando convencido de que nunca le “tomaron el pelo”…Por hoy es todo, soy Luis González Romero, mi correo electrónico: notiluis@hotmail.com, a hasta ´pronto.

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