martes, 6 de julio de 2010

ALFIL

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Un mensaje muy claro

Por Roberto Piñón Olivas

Los electores salieron a las urnas el domingo pasado para enviar mensajes claros a los diversos actores políticos de nuestro país.

En el caso del gobierno federal, son diversos los llamados del elector: seguridad, empleo, hartazgo.

En Oaxaca y Puebla, indignación por las incapacidades y los excesos, la centralización del poder y abuso del mismo.

A la clase política en general, censura al sistema, ausencia de credibilidad, con una participación sumamente baja en las urnas.

En un acto reflejo, boomerang, falta de interés, ausencia de compromiso comunal, pérdida del valor ciudadanía.

Detrás de los números –éxito para el PRI en nueve de las gubernaturas contra tres compartidas entre el PAN y el PRD-, está el mensaje, que podrá disimularse, no verse, escudarse en el acto democrático de libre elección, pero hay una observación de censura.

El Presidente Calderón deberá reorientar su política social, sin caer en el populismo, asumir acciones de subsidiariedad a favor de las clases más desprotegidas, fuera de cualquier contexto de utilitarismo electoral, en acciones que generen equilibrio en la distribución de la riqueza.

En cuanto a las tareas de atención a la violencia, el jefe del ejecutivo tendría que asumir una acción más discreta y efectiva, no le queda el papel de bravucón, cuando es la cabeza primera de las instituciones: más inteligencia y coordinación con las corporaciones estatales y municipales no estaría mal.

Es obvio que para los gobernadores Ruiz y Marín hay un acto de censura del electorado, un recordatorio a los excesos y omisiones del pasado, a las conversaciones desinhibidas y a la ausencia de gobernabilidad: el electorado tiene memoria.

En general, la clase política debe revisarse, debemos revisarnos: los medios en su compromiso ético, los servidores públicos en la eficiencia y eficacia del servicio, los salarios excesivos, la dilapidación del erario, la ausencia de revisión y auditoria, la impunidad, la simulación en la rendición de cuentas y la transparencia virtual.

Nos dicen que el gobierno no lo es todo, que requiere a la sociedad. Es cierto. La sociedad se ha convertido en una clase abúlica, ausente, autómata, convenenciera, gelatinosa, que se exaspera, pero no se suma, que exige, pero no está dispuesta a dar.

Las elecciones del cuatro de julio son una nueva oportunidad.

Hay que aprovecharla.

El autor es Presidente de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos AC

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