lunes, 31 de mayo de 2010

ZONA DE TOLERANCIA

Zona de Tolernacia

Por Rodrigo Vidal


El periodismo y el derecho a la libertad de expresión enflaquecen ante los riesgos del crimen organizado y el poder político en México. Quienes ejercemos esta profesión nos mantenemos entre dos fuegos y una buena parte hemos encontrado en la autocensura nuestra tabla de salvación para no perder el trabajo o la vida.

Esta situación, aunque funcional, es lamentable, o como lo calificó Carmen Aristegui al recibir el Premio Nacional de Periodismo 2009 en la categoría de entrevista: “es estrujante”, porque ahora los medios de comunicación utilizan la autocensura como política para actuar ante las amenazas del narcotráfico.

Dejar de publicar se convirtió en una práctica común en varios medios, principalmente en aquellos estados donde al parecer el narcotráfico se volvió omnipresente. No hacerlo así ha costado vidas.

De acuerdo con el informe 2010 de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), sobre el panorama del periodismo en México, “en algunas zonas del país los medios de comunicación han decidido no divulgar ninguna información relacionada con las actividades de las organizaciones criminales, ni siquiera se publican los boletines oficiales del ejército o de las policías por temor a represalias de los grupos delictivos, generando un alto nivel de desinformación”.

Pero la autocensura no aplica solamente como escudo ante las amenazas de la delincuencia. Tras la derrota priista de la Presidencia de la República en el año 2000, muchos medios de comunicación aprovecharon la coyuntura y se convirtieron en espacios más plurales y libres, diversificando contenidos y sobre todo ejerciendo la crítica hacia la investidura presidencial, hasta entonces intocable.

Sin embargo, ese poder monopolizado por el PRI y depositado en la figura del Presidente de la República se dividió y se enraizó en cacicazgos regionales. Nació la era de los gobernadores, que convertidos en señores feudales de cada una de sus entidades, mantienen hoy las amenazas, intimidaciones y agresiones a los periodistas y medios de comunicación, que se reflejan principalmente en “los convenios” y el pago por los espacios de publicidad oficial.

Es por eso que podemos ver en Veracruz cómo la nota principal de varios periódicos en el norte, centro y sur coincide cuando se trata de exaltar algún “logro” del gobernador Fidel Herrera Beltrán y dejar de publicar cualquier manifestación o crítica en su contra.

Esta dupla delincuencia-gobierno se vuelve sepulcral contra el ejercicio periodístico cuando, como explicó Ramón Alberto Garza García, periodista fundador de Reporte Índigo, el gobierno ayuda al crimen organizado en su “estrategia de terror y muerte”.

“Porque si hoy los criminales tienen la facilidad de intimidar y de silenciar conciencias, es porque tienen la certeza de que no existe ni la persecución de su crimen y mucho menos la aplicación de un castigo ejemplar. Los pobres resultados no dejan lugar a dudas. Por ineficacia o complicidad, el gobierno cede terreno y deja de ser el garante de derecho a la información”.

A esto se suma el hecho de que el gobierno señale que los periodistas que han desaparecido en el país (12 en los primeros cinco meses del presente año), están implicados en cuestiones de narcotráfico con el fin de desacreditar el periodismo. De acuerdo con la Asociación Interamericana de Prensa, en la mayoría de los casos los señalamientos resultan no ser ciertos.

(Sobre el tema les recomiendo leer el artículo de Ana Lilia Pérez de Contralínea, que reproduce la agencia Imagen del Golfo, sobre la muerte del periodista veracruzano José Miranda Virgen, la madrugada del 11 de octubre de 2002).

Desde el año pasado la Cámara de Diputados aprobó una reforma para que las agresiones contra periodistas se conviertan en delito federal, sin embargo la propuesta permanece congelada en el Senado de la República.


El top ten del peligro
Existen zonas que van de “inseguras” a “muy alto riesgo” para ejercer periodismo en México, de acuerdo con la SIP. Las zonas de muy alto riesgo son los estados de Tamaulipas, Baja California y Sinaloa; zonas de alto riesgo: Sonora Chihuahua y Guerrero.

Zonas de riesgo: Veracruz, México, Nuevo León, Coahuila, Chiapas, Michoacán y Oaxaca; y zonas inseguras o difíciles: Distrito Federal, Jalisco, Morelos, Campeche y Yucatán.

El piquero
Hijo de tigre, pintito… el fin de semana el candidato del PRI Javier Duarte de Ochoa declaró que ofrece garantías para el ejercicio periodístico en Veracruz ¿será? Digo, la duda cabe tomando en cuenta que es producto Made in Fidel Herrera, el gobernador que se ha caracterizado por acallar las críticas en su contra y hasta clasificar como “reservada y confidencial” por tres años la información sobre las manifestaciones en su contra que se hicieron durante la administración, lo mismo información sobre índices de delincuencia, pensiones alimenticias, viáticos, sueldos y prestaciones de servidores públicos, que se guardará por seis años.

Celebremos con gusto señores
Felicitaciones para quienes obtuvieron el Premio Nacional de Periodismo 2009, que organismos públicos otorgaron la noche del sábado 29 a una docena de periodistas. A continuación los nombres y las categorías:
Premio a la trayectoria: Carlos Monsiváis.
Noticia: César Espinoza, del periódico El Imparcial
Reportaje: José Raúl Olmos, del Periódico AM.
Crónica: David Piñón Balderrama, de El Heraldo de Chihuahua.
Entrevista: Carmen Aristegui, de Noticias MVS Radio.
Artículo de Opinión: Denise Dresser, del semanario Proceso.
Caricatura: José Luis García Valadez, del periódico Mural
Mesa de análisis: Mauricio y Mirna Hernández, de Televisa Chihuahua.
Transparencia y acceso a la información: Humberto Padgett, de la revista Emeequis.
Divulgación científica y cultural: Enrique Strauss, de TV UNAM.
Fotografía: Aidee Martínez Ortiz, del diario Ovaciones.
Orientación a la sociedad: Ana Lilia Pérez, de la revista Contralínea.

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