sábado, 8 de mayo de 2010

LA HONESTIDAD Y LA TRANSPARENCIA

De repente valores como la honestidad, la transparencia, la lealtad, el apego a la legalidad, se convierten en tema de la campaña y vuelven a la agenda.

Cada vez que un fidelista me trata de explicar por qué en un estado como Veracruz no se puede elegir a un gobernador como Miguel Ángel Yunes, mi admiración por la Ola Azul aumenta de manera considerable: " Miguel Ángel Yunes no me gusta porque es un idealista", me dijo el otro día un agradecido empresario fidelista para quien la política eficaz es la pragmática, aquella que da resultados sin importar los métodos que se utilicen. "A mí no me gusta Yunes porque no es un tipo confiable", me confesó hace poco un diputado de la coalición del Pri-Verde, campeón como muchos de sus copartidarios en el arte de la turbia operación, en la compra de votos y en formalizar relaciones non sanctas con la mafia organizada. Plumas oficiales tan veteranas y contundentes como la de la mayoría de los “supuestos grandes columnistas veracruzanos” consideran que Yunes no puede llegar a ser gobernador porque es un loquito que pone todos sus huevos en el campo de la educación, de la cultura ciudadana y en el del cumplimiento de la ley -¡háganme el favor, semejante atrevimiento!-, en lugar de ponerlos en la cesta de la nueva bursatilización y la continuidad del fidelismo que es lo que toca.

Solo falta que Javier Duarte salga a decir que Yunes es un imbécil porque este no encaja en su definición de lo que debe ser un político en Veracruz y lo acuse de ser un coherente irredento o de ser demasiado honesto consigo mismo para cerrar la cuadratura del círculo y convertir la Ola Azul en todo un tsunami político que podría arrasar con todo el fidelismo. Pero no solo el fenómeno Yunes se le ha vuelto inmanejable a la coalición “vamos para adelante” frase que me recuerda la de Echeverria: “Arriba y Adelante”.

Tiene a los encuestadores locos al punto de que una firma mandó a repetir la encuesta al ver que Yunes salía punteando y al Pri sudando grasa. El otro día oí decir al presidente de ese partido, Jorge Carvallo Delfín, que Yunes pertenecía a las élites y que no tenía ninguna base popular. Evidentemente Yunes no es un fenómeno en los estratos 1 y 2, pero me atrevería a decir que en esas esferas Carvallo Delfín es aún más desconocido que Yunes.

¿Qué es lo que en realidad encarna Yunes que tiene a todos los políticos de la oposición en este estado pariendo chayotes?

Yo he terminado por creer que Yunes encarna unos valores éticos y democráticos que se han ido desarticulando en nuestra sociedad, en medio de tanta violencia y de tanto desajuste social. De repente valores como la honestidad, la transparencia, la lealtad, el apego a la legalidad, se convierten en temas de campaña y vuelven a tener un significado importante en la agenda pública del estado. Yunes, con su autoridad moral, consigue desplazar por primera vez en casi 6 años la diatriba Fidelista tan corta en imaginación como en vocablos. Por momentos uno podría pensar que Veracruz está volviendo a sus cabales y que, a pesar de tantas cosas que le han ocurrido, no ha perdido la cordura, ni la fuerza, ni la esperanza.

Yunes, con su mensaje simple y concreto, no solo encarna un decálogo de virtudes éticas que son una rareza en estos tiempos. También encarna a una sociedad hastiada de muchas cosas: de crimen organizado y de su desdén por la vida humana, pero también de los insaciables políticos corruptos, sean de izquierda, de centro o de derecha; de las alianzas que la clase política ha ido fraguando con la mafia concebidas en mala hora con el propósito de capturar los dineros del erario en sus regiones y de los excesos cometidos en estos casi 6 años de Gobierno de Fidel Herrera en nombre de la seguridad democrática, de las equivocaciones del Pri y del desgaste del brazo izquierdista.

El ascenso de Yunes en las encuestas, así no lo crean los Fidelistas y Duartistas que es lo mismo al fin, demuestra que esta sociedad repudia hasta los tuétanos las imposiciones, que no se olvida de la hartante fidelidad, del color rojo que ha pintado la sonrisa veracruzana y convertirla en el rostro de un payaso triste y que repudia la forma como el gobierno fidelista utilizó el fascismo puro para perseguir y amenazar a los opositores y a los periodistas. A la clase política que se aferra siempre al poder que para ser político en Veracruz no solo se necesita ser un avión sino ser decente, honesto y leal con sus convicciones.

Yo no sé si Yunes va a ser el próximo Gobernador de este Estado. De lo que sí estoy seguro es de que es la mejor carta para enfrentar a la clase política tradicional y corrupta que ha gobernado este estado... Y a mí eso me basta, así a los Fidelistas y Duartistas les parezca inferior.

Abramos los ojos

VOX VERITAS

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