domingo, 16 de mayo de 2010

CRONICAS

Crónicas
Pablo Jair Ortega
www.enlaceveracruz212.com.mx
pablojairortegadiaz@gmail.com
15 de MAYO de 2010

ARRASÓ DUARTE EN LA TIERRA DE YUNES

No hubo desayuno. La tirada era llegar a la comilona con mariscos ahí en Boca del Río. No, no es “gorra”, me cae que no. Es meramente guardar espacio… Futs… Mariscos en Boca del Río… ¿se puede pedir más?

Ahí en la palapa se siente ya el calorcito que tanto entrañan muchos. Las playas que desean muchos. La brisa que en lugares donde el sol azota sin piedad, es para oxigenar tantito el pescuezo, mojado en sudor.

Mientras, por las principales avenidas de Boca del Río, grupos de jóvenes ya ondean banderas rojas con el logotipo del PRI.

Ahí se ven caras conocidas: Nemi Dib, Tomás Ruiz, Francisco Muñoz; mucha banda periodística conocida y por conocer. Saludos para los del puerto, casi casi anfitriones: Víctor, Manolo, el Mike.

Se escucha un repertorio de canciones referentes a la campaña de Javier Duarte; llama particularmente la atención una inspirada en la mítica “We are the World”, nomás le cambiaron tantito a la letra: “Eeen Veracruuuuuz, para adelanteeeeee”.

Frente a la palapa pasan los carros con banderines y gente gritando “Duarte, Duarte”. Todos huelen la llegada del candidato, y es que allí en la banqueta hay un camión con su imagen; cuando llega el candidato del PRI a la gubernatura de Veracruz, tiene que subirse al volante para estrenarlo. Los de la coalición de transportistas le dicen que tiene su sala de estar y hasta su privado. Chido el camión.

Llega Duarte, y ya había quienes ante el bochorno prefirieron refresco de cebada en lugar de la habitual coca. El menú es coctél de camarón, sopa de camarón (me supo a jaiba), lomo de robalo.

Ahí se comparte el pan y la sal. Javier Duarte se sienta en la mesa para dar las gracias a los medios de comunicación que le han acompañado en la larga jornada… y lo que falta. En la mesa están Jorge Faibre, Fanny Yepez, el gran “Matute” Lara Reyna, y otros más.

Es cosa de una hora u hora y media. Vale la pena.

El relajo es encontrar ahora la Carranza. Me dicen que hay que ir a La Boticaria, donde está el cuartel militar; de ahí… pos quién sabe, porque los accesos al punto están cerrados por obra. Más adelante está un borlote con camisas rojas, pero no eran de Tailandia afortunadamente.

Ahí andan lo que eran unos tamarindos y ahora son pitufos, por aquellos del uniforme; creo que cuando preguntamos dónde era el mitin de Duarte, uno se nos quedó viendo con cara de fuchi. Chale, perdónanos la vida, mi poli…

Cantidad increíble de camiones materialistas, infinidad de taxis acomodados a manera de valla. Este asunto va a estar repleto.

La jugada es ocultarse del sol, y también del ígnaro que llevó cornetas tipo barco o locomotora quesque pa’ hacer ruido. El tipo, quién sabe quién le echaba porras, pero ahí se clavaba pitándole como si fuese necesario en altamar o en las vías.

Se ve una multitud roja que se entona con el amarillo del sol. Una valla de representantes del SNTE que se toma las manos y juguetean como bailando “break-dance”. La idea es que cuando pase el candidato, se pueda entonces evitar que la multitud disperse y haga bulto estorboso.

Lo que no sabían, o al menos eso parece, es que en estos menesteres hay que ser muy mañoso y evitar traer sandalias, así que pobrecitas señoritas. De veras que se llevaron los pisotones: “¡Óyeme hijo de tu (CENSURADA) madre!”.

Duarte llega arropado por una muchedumbre que lo aclama: “¡Ahí viene Duarte, ahí viene Duarte! ¡Esta es la Duartemanía!”. Sube a una plataforma larguísima como de 200 metros, que al centro tiene un círculo. Al llegar a los escalones, los de seguridad (esos que nunca faltan con sus 5 minutos de autoridad) no dejan pasar a los fotógrafos… “¿Qué no? Se acumula la bola y ¡RIAAAAATAAAA!... Suelo pal güarura… Chale, no hay que ser. ¡Qué ranazo!

A lo largo de la pasarela Duarte aprovecha el momento para saludar a todos los vecinos de la colonia Carranza, de Boca del Río. Ahí da la mano a las mujeres, siempre las que ponen la sazón a las campañas; da la mano al trabajador incansable, a los abuelitos que conocen de la experiencia; saluda como chavalo-banda a un par de chiquillos que tienen la camiseta colorada bien puesta… y amarrada, porque les queda re-grandota.

Ahí saluda a los maestros, hoy los más felicitados por ser su día. Ahí se ven con sus banderolas blancas: “Los maestros veracruzanos son los mejores de México”, subraya el candidato tricolor.

“¡Petroleros con Javier! ¡Petroleros con Javier!” grita una flota mientras agitan sus gorras rojas con el escudo sindicalista.

Ahí está la plana mayor de priístas: desde Enrique Jackson hasta un Ranulfo Márquez que literalmente se estaba deshaciendo del calor: tantito más y la camisa sería pañal.

La señora Karime, gran dama y principal soporte de Javier en esta campaña, está ahí también presente. Camina al lado de su esposo, se pone la gorra roja y va con sus Converse blancos. Va a ver a su gente, a los niños; los abraza y les sonríe cautivadoramente.

Javier Duarte así inicia su campaña en terrenos que se van pintando de rojo, pésele a quien le pese. Duélale a quien le duela, será “haiga sido, como haiga sido”.

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