martes, 21 de julio de 2009

ALFIL

ALFIL
Decisión política
Por Roberto Piñón Olivas
Con la mano en la cintura, el presidente nacional del PRD, Jesús Ortega, pudo haber iniciado un proceso para expulsar a Andrés Manuel López Obrador.
No lo hizo. Resistió a las presiones, incluso a la planteada por el viejo líder moral Cuauhtémoc Cárdenas.
No le faltaban ganas al líder de los chuchos.
Andrés Manuel le hizo la vida de cuadritos desde la renovación interna del partido, con la candidatura de Alejandro Encinas, en el Comité Ejecutivo Nacional, pero además, con aspirantes opositores al proyecto del hoy líder nacional perredista.
Incluso, después de la crisis que resuelve el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Jesús Ortega extiende la mano y negocia, otorgando la secretaria general a una persona cercana al tabasqueño.
Con motivo del proceso electoral recién culminado, fueron 598 militantes perredistas postulados por partidos políticos distintos. Se dio el caso que algunos de ellos contendieron por el principio de mayoría relativa por el PRD y por el de representación proporcional en el Partido del Trabajo y Convergencia.
Aún a ellos, Jesús Ortega les abre la puerta de nuevo en el PRD y les informa que si quieren regresar, basta con solicitarlo de acuerdo a los estatutos, sin mayor tramite.
Una de las violaciones mas graves a los estatutos, no tanto por la conducta individual –que así considerada poco impacto tendría- es el caso Andrés Manuel López Obrador: mientras estatutariamente estaba obligado a apoyar a sus correligionarios en las campañas, no solo se abstuvo, sino que planteo una estrategia nacional de voto contrario, a favor de sus aliados PT y Convergencia, entre ellos a esos 598 candidatos.
Pero no solo eso: utilizó su figura, construida a lo largo de muchos años bajo la sombra del PRD, para salir en anuncios de televisión, induciendo el sufragio a otros signos partidistas. El caso más emblemático de esta conducta, es la ocurrida en Iztapalapa.
Pese a ello, Jesús Ortega, líder nacional del PRD, se muestra conciliador, y rompe con cualquier propuesta que signifique fractura.
“Hemos resuelto priorizar la unidad interna, con base en nuestras coincidencias y en el respeto a nuestras diferencias, convirtiéndonos en un partido unido esencialmente en una sola línea política y programática”.
Las palabras del líder perredista son un llamado a acabar con los caudillismos y arribar a una institucionalidad política, como no ha vivido el PRD desde su nacimiento.
En la evolución, después de romper con los caudillos deberá acabar con el corporativismo grupal o colectivo, en una transición ineludible. Cárdenas no esta tan equivocado, solo que Ortega plantea el gradualismo como alternativa.
El autor es Presidente de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos. Escúchelo todos los días en Radio Formula, 1470, en el Distrito Federal a las 20:00, a las 14:00 horas en La Equis, 1010 AM, Chihuahua.

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